martes, 25 de marzo de 2014

La casita de chocolate - Hnos Grimm y Pablo Auladell

J. y W. Grimm, 
traducción Marta Rincón, 
ilustraciones de Pablo Auladell,
Kalandraka, 2008. 
 
Este libro-álbum parte del cuento de hadas alemán "Hansel y Gretel" recogido por los hermanos Grimm. Kalandraka cambia el título original por "La casita de chocolate", un elemento muy importante en esta historia.
 
El relato nos cuenta sobre dos hermanos que son abandonados en el bosque por su padre y su madrastra porque ya no pueden alimentarlos. La primera vez que son abandonados, Hansel se las ingenia para encontrar el camino a casa siguiendo unas piedritas que ha tirado en el camino. Pero nuevamente los llevan al bosque y, en esta ocasión, Hansel marca el camino con migas de pan. Los pajaritos se las comen y ya no pueden encontrar el camino de vuelta. Echados a su suerte, y tras días de caminar con hambre por el bosque, finalmente encuentran una casita de chocolate a la que, sin dudarlo, comienzan a comerle el techo. La casita pertenece a una bruja malvada, quien los alimenta con la intención de comérselos luego. Encierra a Hansel en una jaula y Gretel debe alimentarlo porque se lo comerá primero a él. Gretel logra engañar a la bruja y cuando esta se arrima al horno la empuja dentro y muere quemada bajo las llamas. Libera a su hermano y le roban las joyas a la bruja, con las cuales regresan a casa sólo junto a su padre, ya que su madrastra ha muerto.

Como éste es un relato que ya todos conocemos, la novedad la aportan las ilustraciones de Pablo Auladell, que en diálogo con el texto, construyen una historia nueva. La paleta de colores que elige este artista es oscura (como la bruja, como el bosque, como la noche):  marrones, sepias, negros, rojos, bordó y algunos azules. Las imágenes que crea son casi fantásticas e irreales, mezclando situaciones de la naturaleza con seres extraños. De este modo, sus imágenes acompañan el relato pero también se alejan de él, incoporando nuevos personajes que aportan a un tono algo tenebroso. Combina la utilización del lapiz negro en unos dibujos muy simples, a otros más elaborados con materiales grasos como el óleo (quizás), lo que le da una apariencia sucia, como si hubiera pintado este libro con chocolate. El ilustrador realiza un trabajo muy creativo, y con mucha libertad, alejándose de los estereotipos que una historia tan conocida acarrea en nuestros imaginarios. 

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